Hoy he pensado que para estar seguro de que mi palmera, sufridora por el asedio del picudo el pasado verano, se encuentra segura de contaminación, a pesar de su lozanía y buen aspecto, lo más prudente, recomendable y sensato es someterla a una esterilización a base de pimienta de cayena y agua osmotizada.
Le he instalado y conectado un biberón de 200 cm3 a la entrada que realizaron los picudos el pasado verano. Pasadas 8 horas de su instalación el consumo ha sido al 50%. Para mañana estará al 100%. El líquido entra por gravedad, el biberón se encuentra 10 cm. más alto que la entrada de conexión.
He puesto tantas esperanzas e ilusión en que este procedimiento, para la exterminación del picudo, va a ser la solución para salvarlas que, por la noche sueño con ello y, por el día, mis sentidos están tan sensibilizados que cualquier extrañeza que perciban durante su contemplación provocan mi alarma. Mis ojos los siento más grandes y sensibles, miran a las palmeras de forma inquisitoria, como preguntando 'teneis algún problema con el picudo'?.
Y así, con este gran trajín, hasta otro día.
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