Hola, 5 de mayo. Hoy, como decía ayer, he inspeccionado mis
palmeras, lupa mediante, y no, no he encontrado rastro de picudos en ninguna de
ellas.
Hoy es sábado, día ideal para ‘soltar el lastre’ de toda la
semana, así que….
Pensando en el picudo que
encontré el día tres, motivo de mi anterior post, puedo imaginar infinidad de
cosas. Pudo ser un picudo que, a pesar de parecerme normal, su comunidad, con más
y mejor conocimiento de su comportamiento, lo pusiera de alitas en la calle por
ser un ‘picudo cojonero’.
También que, cansado de ver y
oler siempre, a los mismos vecinos y haciendo un esfuerzo ‘sobre insecto’ se
largó en busca de aventuras y nuevos horizontes. Sigo imaginando, este picudo pudo
ser el más avanzado de su comunidad y le encargaron la misión de ver y buscar
nuevas posibilidades de expansión. En su hábitat, la palmera, no queda casi
comida, la que queda es, creen, muy ajustada para que la próxima generación de
picudines pueda llegar, felizmente, a
buen término. Piensesé que todos los indibiduos, se encuentren en la fase que se encuentren, para avandonar la palmera tienen que tener alas, han de ser adultos.
También puede ser que fuera un
picudo independiente, de carácter, que decidió, él solo, independizarse, en
palmera propia, para formar una colonia con pedigrí.
Espero que en los próximos días,
cuando el calor haga acto de presencia, poder contar nuevas experiencias. Con
mucho calor, el interior del tronco de la palmera que, por el ataque del
picudo, le queda poca materia fresca la temperatura sube exageradamente. Los
picudos adultos no pueden aguantar y salen en busca de nuevas palmeras, y mejor, si son
primerizas y frescas.
Y así, con este trajín, hasta
otro día.
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