Me pregunto… ayer no estaban
secos estos hijuelos? Es que, a pesar de mi preocupación, no he mirado, no he visto,
que estos existían?
Si cuando inyecté pimienta de
cayena, el 19 de mayo, no existían estos hijuelos secos he de entender,
entiendo, que los picudos ya habían entrado a la palmera antes de ser inyectada.
No, pero sigo tranquilo, estoy completamente seguro que los picudos, de ‘haberlos’
en su interior, en este momento están transformados en estatuas, es decir,
tiesos como un garrote. Y su prole, si la hubo, ya habrá pasado a mejor vida,
para alegría de las palmeras que fueron invadidas, en contra de su voluntad.
El 19 de junio, según tengo
programado, inyectaré, nuevamente, pimienta de cayena a las palmeras. Con esta
acción voy a tener protegidas las palmeras durante todo el ciclo vital del
picudo, sea, la que sea, la fase en la que se encuentre.
A pesar del ‘tostón’ que estoy
dando a mis imaginarios lectores con la utilización de pimienta de cayena para
librarnos del picudo rojo de las palmeras no recibo, a pesar de su eficacia, la
cantidad de comentarios que serian deseables sobre su utilización por otras
personas. Pienso que, para una gran mayoría de sufridores del picudo, una solución
tan fácil, no contaminante, sencilla y económica no puede ser eficaz. Si a la
pimienta de cayena le pusiéramos una etiqueta, de diseño, en la que figurara otro nombre,
internacionalizado, como, por ejemplo, XelocayexnaS producido en Alemania, que
no existen palmeras, pienso, seguro que si se consideraría eficaz.
Hace unos días he visto en TVE a
unos jubilados de Elche, todavía ilusionados con su huerto de palmeras, tarea que les ha mantenidos ilusionados durante
toda su vida, destruidos ante la imparable plaga de picudo que destruye, sin
contemplaciones, sus palmeras.
Si cualquier lector de este post
conoce a alguna de las personas que aparecieron en el programa de TVE ‘ El
escarabajo verde’, con problemas con el picudo, les pido por favor, que
mediante comentario a esta publicación, me faciliten su nombre y dirección.
Quiero ayudar, o colaborar, en la solución a sus, que hago míos, problemas con
el picudo. Soy jubilado como ellos, y como ellos, sufro los ataques del picudo.
La diferencia es que yo no temo al picudo, tengo un arma infalible, la pimienta
de cayena.
Finalmente quiero aclarar, por si
alguien se lía, que no vendo nada ni busco nada, únicamente quiero que las
palmeras sigan estando entre nosotros como han estado a lo largo de la
historia. Es una maravilla vegetal que tenemos la obligación de proteger.
Y así, con este trajín, hasta otro día.
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