Estoy muy preocupado, no veo picudos. El pasado año, a esta alturas y con estas
temperaturas, los picudos los encontraba en el suelo, debajo de las palmeras, cada
día.
Por la información de la prensa local, parece que este año
la presencia de picudos es menor, lo que confirmaría lo que está ocurriendo en
mis palmeras.
Cuál es mi sentimiento en estos momentos? No lo puedo explicar
con facilidad. Me falta, creo, un pelín de facilidad en el manejo de las
teclas de mi ordenador para poder explicar mis sentimientos y que Vds., amables
lectores, lo puedan entender.
Es como si el picudo fuera mi preferido e inofensivo juguete
a pesar de presentarse ante todos Vds. como un fiero e indomable personaje. Es como si, por ejemplo, a un domador de
leones se le escapan los leones. Un domador de leones es un personaje muy
importante, especialmente en su organización, por su valentía, arrojo y peligro
que conlleva su actividad. Sin leones se transforma, automáticamente, en ‘don nadie’.
No sé si lo he explicado bien. Sin picudos, si no aparecen,
me siento como el domador sin leones a pesar de no estar integrado en ninguna
organización. La pregunta que me surge de forma automática es….qué hago con la
cayena que tengo en la despensa.
Me impresiona, y mucho, la cantidad de gente que ‘mira y lee’
mis blogs. Quiero explicar que mis escritos, por la sinceridad que en ellos deposito, van destinados a cualquiera que
quiera leerlos y, especialmente a particulares, personas sencillas, como yo,
que tienen un especial sentimiento con las palmeras.
Este post, su objetivo, es informar a mis lectores de que soy,
y estoy, vigilante permanente de la actividad del picudo y que si no aparece en
este escrito ninguna ‘historia’ de ellos es que no existe o no conozco, pero
sigo en la brecha, oteando el horizonte, en busca de avistamientos de nuestro
personaje.
Muchas gracias por leer ‘mis cosas’.
Y así, con este trajín, hasta otro día.
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