Hola, hoy 12 de julio. He
revisado mis palmeras, como cada día, y las he encontrado en estado perfecto.
Grandes palmas, de color verde intenso, apuntando al cielo. Qué tranquilidad!
Pero ‘hete aquí’ que levanto la
mirada y en el horizonte me topo con las, siempre preciosas, palmeras de mi
vecino, a las que admiro. Esta vez una sombra de tristeza se cruzó en
mi mente. Una de las palmeras ha
cambiado de color antes verde intenso ahora amarillento, pajizo, color paja.
Mi vecino dista de mi domicilio 100
m. y sus palmeras menos de 50 m. He ido
a visitarlo pero se encontraba ausente.
Mi preocupación, en este momento,
es que si no se protege ahora esta palmera y hacemos que mueran todos los
picudos que la están matando, en un
futuro cercano los picudos que, seguro, van a terminar con ella, dentro de poco
tendrán que cambiar de palmera ante la escasez de materia fresca en la que se
encuentran. No conozco en qué momento comenzará el éxodo de picudos, pero puedo
imaginar que entre julio y agosto. Hay que tener en cuenta que la palmera tiene
que mantener alimentados a todos los picudos, en cualquier fase de su ciclo que
se encuentren hasta que sean adultos y puedan volar y caminar. Ah!, y las
picudas fecundadas, de esta forma, llegue a la palmera que llegue, se garantiza
la prole de la siguiente generación.
Todo este proceso, visto a cámara
lenta, lo imagino como una fuga lenta de picudos de esta palmera, en busca de
otra, durante un largo tiempo.
Durante todo este tiempo las
palmeras de la vecindad, que son muchas, han de estar protegidas. De lo
contrario entraremos en un ciclo interminable de nuevas generaciones de
picudos, que es lo que ha estado sucediendo hasta ahora, con el resultado que
todos conocemos.
Mañana volveré a casa de mi vecino y le propondré proteger ésta, y el resto de palmeras, con pimienta de
cayena.
Y así, con este trajín, hasta otro día.
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