La culpa es del picudo
Coño, es que desde hace tiempo, al no ver picudos por ningún
sitio, no me comunico con nadie. No entiendo como algunos días tengo cosas que
contar, y deseo de hacerlo, y otros, por
el contrario, no tengo, o siento, esta necesidad.
Hoy, a regañadientes, sin gana, voy a contarles que al podar
mis palmeras, parecen, y realmente son, más altas de lo que parecía. Donde
antes casi no se podía pasar por impedirlo las palmas medio caídas, ahora se ve
un espacio despejado. El césped que
había desaparecido por la poca luz que recibían,
al podar las palmeras, que han crecido más de un metro, han abierto un espacio soleado que con las lluvias
de este mes ha originado la aparición del césped perdido, a rodales, durante
meses. Tanto esto es así que tenía
previsto labrar los rodales y re-sembrarlo
para conseguir recuperarlo y no lo voy hacer.
Aquí, en Murcia, es un despropósito la siembra de
césped. Todos los tratados de jardinería
a los que he accedido recomiendan que aquí, donde el agua es
considerada oro líquido, no se siembre césped por la cantidad de agua que necesita. Recomiendan palmeras, olivos e
higueras y eso tengo. Lo único que distorsiona esta lógica es la siembre de
césped.
Pero también es verdad que el césped hace que la temperatura
de mi casa, en verano, baje 5º con respecto a una vivienda sin césped. Es
decir, mi vivienda, rodeada con valla de naranjos y 2000 m2., de césped, es más confortable que una sin césped. El
ahorro estimado por esta particularidad es muy superior al que obtendría, para el mismo confort, si utilizara el aire
acondicionado.
Haciendo un refrito de todo esto llego a la conclusión de que lo que no va en
lágrimas va en suspiros. Y además, en muchos, por no decir todos, los órdenes
de las cosas, siempre ocurre lo mismo, lágrimas o suspiros.
Ejemplo, durante la pasada semana no utilicé el coche, no
salí de casa para no gastar dinero. En este momento de crisis económica, aunque
estoy contento por estar a la moda, no
por eso voy a dejar de controlar la
situación.
Pues bien, a lo que iba. Cuando, después de una semana sin
usar el coche, voy a ponerlo en marcha la batería se había ‘embromado’ y el
coche no arrancó. Consecuencia, para salir del compromiso que, anteriormente, había adquirido, de estar a una hora en un
lugar, tuve que usar un taxi. Mas consecuencias, entre la ida y la vuelta gasté
20 hermosos euros más los 120€ que me costó la batería nueva.
Y así es siempre. Si sales gastas y si no sales gastas. En
este momento, el que estoy contando, si no salgo por no gastar, en mi casa
gasto mucho más que si salgo. En qué….pues en energía, en agua, en lecturas
etc.,. Si salgo, con solo poner los pies en el suelo empiezo a gastar, en qué……camisa súper limpia, súper
planchada, zapatos lustrosos etc. coche, carburante, parking, desayuno, y peor,
mucho más peor, si tienes que invitar a alguien, y así una lista interminable.
A veces, o muchas veces, que salgo con la alerta, o alarma,
puesta para no gastar, por lo que sea, por compromisos no previstos y cuarenta
mil cosas más, gasto lo que no había previsto. Cuando llego a casa, analizo lo
acontecido me altero, no dejo de sorprenderme y me digo…no salgo mas.
Y así, con este trajín, hasta otro día.
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