lunes, 2 de abril de 2012

El picudo, a por él!.






Soy  amante de la naturaleza.  Las palmeras, los olivos y las higueras, como decía hace unos posts, son, para mí,  algo admirable.

Esta admiración se está traduciendo, estos últimos días, en inquietud. La lectura de la copiosa información que circula por las  redes sociales  sobre la evolución, situación y el comportamiento del picudo me han inducido  a esta situación. Es difícil creer que un bicho tan pequeño, por muy rojo que pueda ser, nos haya colocado en una situación de casi indefensión.

Cuando, hace dos años, descubrí que mis palmeras estaban infectadas, además de un descomunal susto y preocupación, las traté según recomendación del técnico de nuestra Comunidad. Consistió en la aplicación de tres inyectables a cada tronco y unas fumigaciones. Las palmeras infectadas sanaron.

Lo que más me llamó la atención es que, nunca, después del tratamiento, pude ver un picudo muerto. Pensaba que no había, que se habían terminado, que los picudos habían pasado a la historia, especialmente para mis palmeras, tal era mi desconocimiento.

Cuando el pasado año veo picudos volando me alarmo y descubro que habían abierto una entrada en una palmera. Como no tenia insecticida ‘a mano’ se me ocurrió ‘molestarlos’ con pimienta de cayena, por lo que pica. Lo hice por la facilidad que tenía. Cayena en la despensa y máquina de mano a presión, pequeña, dos litros, a mi disposición.

El resultado de aquella ‘inocente acción’ fue que los picudos que se posaban en la palmera caían inmediatamente al suelo y morían, eso sí, con dignidad, ‘pataleando’  y con el pico apuntando al cielo.

Fumigué con este potingue con una frecuencia de 15 días, por seguridad, no conocía, ni conozco, en este momento, el tiempo de eficacia que puede tener este ‘insecticida’.

Los picudos que encontré muertos debajo de la palmera, que conservo, durante todo el pasado verano, superaron los cien. En palmeras adyacentes encontré muy pocos, del orden de 5 o 6, también muertos.

A lo mejor es una solución abrir una entrada, en la palmera más tierna y bonita, para ‘conquistar’ y facilitar la entrada de picudos, todos a la misma, y atraparlos todos juntos.

En la actualidad, con fe en la cayena, tengo una palmera  a la que le he inyectado 500 cm3 de agua osmotizada con una cucharada de pimienta de cayena en su tronco y los signos externos que presenta son muy esperanzadores. La parte baja del tronco, antes húmedo, ahora se encuentra seco.

Como decía en mi anterior post voy a iniciar, en unos días, la fumigación de todas las palmeras, con este potingue y les voy a inyectar 300 cm3  en el tronco de cada una a pesar de ‘parecer’ sanas.

Por lo dicho parece fácil hacer que desaparezca el picudo pero comparado con lo que están haciendo  Ayuntamientos, Comunidades, Centros de Investigación y  particulares y sus resultados,  lo mío debe ser un sueño, que no real.

Con todo lo que he leído sobre el comportamiento del picudo y su ciclo vital, pienso que, o nos ponemos de acuerdo todos, para hacer un tratamiento general a todas las palmeras al mismo tiempo, mejor en invierno, o esto no tendrá remedio.

 Nos quedaremos sin palmeras si esperamos a que se descubra el tratamiento perfecto. Reponer las que se talan es muy bueno aunque, por su lento desarrollo, sea una solución para el futuro.

Y así, con este trajín, hasta otro día.