martes, 4 de diciembre de 2012

La culpa es del picudo


La culpa es del picudo

Coño, es que desde hace tiempo, al no ver picudos por ningún sitio, no me comunico con nadie. No entiendo como algunos días tengo cosas que contar,  y deseo de hacerlo, y otros, por el contrario,  no tengo, o siento, esta necesidad.

Hoy, a regañadientes, sin gana, voy a contarles que al podar mis palmeras, parecen, y realmente son, más altas de lo que parecía. Donde antes casi no se podía pasar por impedirlo las palmas medio caídas, ahora se ve un espacio despejado.  El césped que había desaparecido por la poca  luz que recibían, al podar las palmeras, que han crecido más de un metro,  han abierto un espacio soleado que con las lluvias de este mes ha originado la aparición del césped perdido, a rodales, durante meses. Tanto  esto es así que tenía previsto  labrar los rodales y re-sembrarlo para conseguir recuperarlo y no lo voy hacer.

Aquí, en Murcia, es un despropósito la siembra de césped.  Todos los tratados de jardinería a los que he accedido recomiendan que aquí, donde el agua es considerada oro líquido, no se siembre césped por la cantidad de agua que  necesita. Recomiendan palmeras, olivos e higueras y eso tengo. Lo único que distorsiona esta lógica es la siembre de césped.

Pero también es verdad que el césped hace que la temperatura de mi casa, en verano, baje 5º con respecto a una vivienda sin césped. Es decir, mi vivienda, rodeada con valla de naranjos y 2000 m2., de césped,  es más confortable que una sin césped. El ahorro estimado por esta particularidad es muy superior al que obtendría,  para el mismo confort, si utilizara el aire acondicionado.
Haciendo un refrito de todo esto  llego a la conclusión de que lo que no va en lágrimas va en suspiros. Y además, en muchos, por no decir todos, los órdenes de las cosas, siempre ocurre lo mismo, lágrimas o suspiros.

Ejemplo, durante la pasada semana no utilicé el coche, no salí de casa para no gastar dinero. En este momento de crisis económica, aunque estoy contento por estar a la moda,  no por eso voy a dejar  de controlar la situación.
Pues bien, a lo que iba. Cuando, después de una semana sin usar el coche, voy a ponerlo en marcha la batería se había ‘embromado’ y el coche no arrancó. Consecuencia, para salir del compromiso que, anteriormente,  había adquirido, de estar a una hora en un lugar, tuve que usar un taxi.  Mas  consecuencias, entre la ida y la vuelta gasté 20 hermosos euros más los 120€ que me costó la batería nueva.

Y así es siempre. Si sales gastas y si no sales gastas. En este momento, el que estoy contando, si no salgo por no gastar, en mi casa gasto mucho más que si salgo. En qué….pues en energía, en agua, en lecturas etc.,. Si salgo, con solo poner los pies en el suelo empiezo  a gastar, en qué……camisa súper limpia, súper planchada, zapatos lustrosos etc. coche, carburante, parking, desayuno, y peor, mucho más peor, si tienes que invitar a alguien, y así una lista interminable.

A veces, o muchas veces, que salgo con la alerta, o alarma, puesta para no gastar, por lo que sea, por compromisos no previstos y cuarenta mil cosas más, gasto lo que no había previsto. Cuando llego a casa, analizo lo acontecido me altero, no dejo de sorprenderme y me digo…no salgo mas.

Y así, con este trajín, hasta otro día.