martes, 28 de julio de 2015

El picudo la palmera y yo


El picudo la palmera y yo

Hola,  hoy es miércoles 5 de noviembre de 2014.  Hoy quiero contarles lo acontecido en estos últimos días con relación a las palmeras,  al picudo, y a mí, que también formo parte en la tarea de mantener las palmeras sanas y aseadas.

En primer lugar,…  ayer preparé un nuevo post que se negó a ser publicado. No sé qué demonios hice cuando lo estaba publicando, misteriosamente se borró, debido, seguro, a una mala operación. El que estoy preparando ahora será en sustitución de aquel y, como ocurre siempre,  sólo se parecerá en lo esencial.  Si, ya sé que esto, lo que acabo de escribir, no tienen nada que ver con el picudo, ni las palmeras, tiene que ver conmigo, que también tengo derecho a mis desahogos, o no?

El día 21 de octubre, con una temperatura de 31 grados lo elegí como ideal para comenzar a podar las palmeras en contra de lo recomendado de hacerlo en un frio día de invierno. Con esta actitud  quiero ‘tensar’ la relación del picudo con mis palmeras. Con el tiempo que llevo tratando el picudo he llegado a la conclusión, muy razonada, que cuando le pierdes el miedo  descubres que es un ‘cobardica’. Representa, para mí, una activada más de la huerta, es decir, una tarea más, además de regar, abonar, sembrar, sulfatar, recolectar, cosechar o podar. Soy huertano, un  privilegio!!

Durante este año, las palmeras, siguiendo su ciclo vital, han crecido mucho. Yo, por la misma razón, siguiendo el mío, he decrecido, soy menos alto. El resultado es que para poder podar las palmeras he tenido que utilizar una escalera. La escalera y la utilización de herramientas como corbillón, motosierra, serrucho, tijeras de poda de gran tamaño, etc., no son compatibles con la escalera a pesar de encontrarme ‘cómodamente’ instalado sobre ella.

A mediodía, con siete palmeras podadas, me encontraba destruido y muy dolorido. La mano izquierda inflamada a causa de un profundo pinchazo, y con múltiples pequeñas heridas. Para información  general…. los pinchazos de las palmeras son muy dolorosos durante mucho tiempo.

Desde la publicación de mi último post he meditado sobre los resultados obtenidos y el comportamiento del picudo durante este pasado verano. Recuerdo, y espero que Vds. también, lo comentado en uno de mis post sobre la palmera de ‘los cuatro picudos muertos’. Esta es una palmera que después de mucho tiempo de haber sido tratada con pimienta de cayena encontré cuatro picudos muertos en el suelo.  A principios de verano descubro que en una palmera, los picudos, han hecho una entrada y en ella he visto picudos que ahora han desaparecido. En mi último post doy cuenta de que este verano sólo he visto dos picudos, uno lo maté de un ‘manotazo’ y otro lo encontré muerto. La pregunta que me hago, todavía sin respuesta, los picudos encontrados muertos murieron por muerte natural o fue a causa de los tratamientos que se habían  hecho a las palmeras con anterioridad a pesar del tiempo transcurrido?

Con el paso del tiempo ‘navegando’ en contra de los picudos encuentras soluciones que al principio no podías ni imaginar Al principio todo lo ves negro, no ves las palmeras, sólo picudos. Es lo que me ocurrió a mí, me quedo sin palmeras, pensaba.

Ahora vivo tranquilo y sosegado aunque vea picudos. He llegado a la conclusión de que lo más importante, más que el tratamiento, que también, es descubrir lo antes posible su presencia.  Los picudos para destruir una palmera hacen ruido, mucho ruido, y durante mucho tiempo, y así será hasta que descubran como roer palmera con ‘sordina’ para hacerlo en silencio. Hasta que la Naturaleza los dote de esta facilidad, que supongo muy lejana, es cuestión de estar atentos.

Empecé apoyando la oreja al troco de las palmeras, ahora dispongo de un fonendoscopio, a modo de oreja gigante, y con él es fácil descubrirlos, incluso en la zona donde se encuentran. Si Inyectas pimienta de cayena en esta zona su muerte es fulminante.

Como los picudos no están permanentemente ‘royendo’ es fácil que pasen, en una primera pasada, el control de ‘la oreja gigante’ pero en alguna de las siguientes se descubre.  Cuando descubra la existencia de picudos no se alarme, dispone de mucho, muchísimo, tiempo para combatirlos y de infinidad de productos para hacerlo, además de la pimienta de cayena.

Y así, con este trajín, hasta otro día.

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